viernes, 14 de septiembre de 2012

Inocencia

Quisiera detener el tiempo en este preciso instante en el que, adormecida, respiras agitada en mi pecho. Tus dedos se clavan en mis brazos, tu cabeza busca su posición y todo tu cuerpo culebrea. Quieres dormir pero te resistes. Y yo, que soy más terca y más grande, te voy convenciendo con caricias y canciones de que sí, que ésta es la hora del sueño. Así, una noche más, te quedas dormida encima de mí, plácida y profundamente, mientras el tiempo sigue corriendo.