Hay muy buenos comienzos.
Como "la mujer que se iba a morir se llamaba Hortensia", que no deja lugar a dudas y las motiva todas. ¿Por qué?. Es de Dulce Chacón, de 'La voz dormida'.
Y éste otro. "Me gusta citar versos antiguos cuando se presenta la ocasión. Recuerdo casi todo lo que oigo; y me paso todo el día escuchando. Pero a veces no sé qué hacer con ello. Cuando sucede así, recurro a palabras o frases que suenan ciertas". John Berger y 'Hacia la boda'.
¿Poemas que duelan?. Casi todos los que eres capaz de sentir y abarcar... pero van dos.
Me quedo donde estoy
como otras veces,
(por si amaneces)
de Gloria Fuertes, por la simplicidad de la soledad, o de la nostalgia, encrustrada
y el Altazor, de Vicente Huidobro, sobre todo el Canto I, la pregunta y la respuesta al terror de ser. (Imposible reproducirlo aquí y ahora por sus dimensiones).
¿Y personajes?....
El lector, que es capaz de vestirse de todos los personajes para regresar, después, a su cáscara cotidiana.
Invito a arwen...
jueves, 31 de mayo de 2007
miércoles, 30 de mayo de 2007
Desayuno
A veces, la conclusión está justo ahí, a tu lado, pero no la ves. Está tan cerca que podría darte un beso en la frente o, incluso, escupirte pero no puedes verla. A veces, hay que vivir las conclusiones, experimentarlas, para llegar verdaderamente a comprenderlas.
Después de todo aún queda espacio
para repensar la vida y convertirla
en un ámbito mucho más silencioso,
al amparo de los inhóspitos desbarajustes
y las inevitables adversidades.
Porque el secreto es que no hay secreto
y que los ritmos y las pausas son la cara
quizá oculta del tiempo no vivido
mientras hacíamos proyectos y nos jugábamos
el pasado y el futuro en inefables
minucias con ademán circunspecto.
Y ahora, ¿qué nos queda además del recelo
y las carencias? ¿Qué compartiremos
con la gente que amamos y nos ama?
¿La oscura complacencia de los secretos
o la riqueza absurda del misterio?
Nada de eso y todo ello, porque el sutil
espejo discreto que nos enciende la mirada
es la nada que siempre descubrimos
sin querer, tercos y audaces,
después de todo, después de cada cosa.
Después de todo
Miquel Martí i Pol
miércoles, 23 de mayo de 2007
Meme literario
Sólo hay una oración en el segundo párrafo del libro más a mano.
"La noche se colorea de herrumbe cuando consiente en entreabrirnos las rejas de sus jardines"
Es de La Palabra en archipiélago, de René Char.
Se lo paso a el caos, al diario de maria iberia y a la doble personalidad gallega. Y, de paso, una recomendación. Las tragedias griegas. "Yo no me engaño con mentiras ni aunque nos hagan la vida más dulce"...
"La noche se colorea de herrumbe cuando consiente en entreabrirnos las rejas de sus jardines"
Es de La Palabra en archipiélago, de René Char.
Se lo paso a el caos, al diario de maria iberia y a la doble personalidad gallega. Y, de paso, una recomendación. Las tragedias griegas. "Yo no me engaño con mentiras ni aunque nos hagan la vida más dulce"...
martes, 22 de mayo de 2007
Una pausa
Alto. Que paren. Las prisas, los nervios y los fuegos artificiales. Reposa un segundo y lee entrelíneas. Vuelve a mirar el parque, rebusca entre la arena conchas de todas las formas y piensa. En colores, con matices. Que el término actualidad dura desde el inicio de los tiempos. Que todo fuego deja sus cenizas y que la masa es un término uniforme, hasta que empieza a disolverse en el abrazo del verbo compartir.
jueves, 3 de mayo de 2007
Apeadero
Me lo quedé todo o casi todo. No por negociación o por imposición, sino por dejadez. Porque no quisiste llevártelo, por las prisas, la vigilancia o porque, sencillamente, no cabía en tu vida. (El límite entre el egoísmo y la generosidad es demasiado voluble cuando se trata de reacciones tan primarias).
Te dejaste el mapa de África, que sigo mirando cada mañana como un símbolo del camino que no debíamos recorrer juntos y que yo aún quiero desvelar. El gato es perpetuo, lo más bonito que hemos sido capaces de generar. El Quijote se lo regalé a Olga, la bandera del Che y la gorra de Cuba a la basura; la mesa de ping-pong a quien, sin duda, sabrá aprovecharla mejor y tus cuadros se los quiso quedar Catarina. Me jodió la bandera republicana (pero eso es un sentimiento, una idea y un color que sobrevive sin nosotros), el fusil con clavel y los huecos vacíos. Me siguen doliendo algunas músicas y el sonido de las llaves en la puerta porque no consigo escucharlos sin dar un respingo.
Pero lo he dicho ya tres veces, citando a Borges, y lo he pensado muchas más. Los objetos ignoran las ausencias. Más si son fotos, que pueden llegar a sangrar. Así que, mi querido juez, te las cedo. Todas tuyas. No quiero que me duelas ni que me dañes. La memoria está construida de un material mucho más sensible que tu sentencia y mis recuerdos son mi único patrimonio. Y ahí no, sobre eso ni puedes decidir ni estirar más fuerte.
Te dejaste el mapa de África, que sigo mirando cada mañana como un símbolo del camino que no debíamos recorrer juntos y que yo aún quiero desvelar. El gato es perpetuo, lo más bonito que hemos sido capaces de generar. El Quijote se lo regalé a Olga, la bandera del Che y la gorra de Cuba a la basura; la mesa de ping-pong a quien, sin duda, sabrá aprovecharla mejor y tus cuadros se los quiso quedar Catarina. Me jodió la bandera republicana (pero eso es un sentimiento, una idea y un color que sobrevive sin nosotros), el fusil con clavel y los huecos vacíos. Me siguen doliendo algunas músicas y el sonido de las llaves en la puerta porque no consigo escucharlos sin dar un respingo.
Pero lo he dicho ya tres veces, citando a Borges, y lo he pensado muchas más. Los objetos ignoran las ausencias. Más si son fotos, que pueden llegar a sangrar. Así que, mi querido juez, te las cedo. Todas tuyas. No quiero que me duelas ni que me dañes. La memoria está construida de un material mucho más sensible que tu sentencia y mis recuerdos son mi único patrimonio. Y ahí no, sobre eso ni puedes decidir ni estirar más fuerte.
Pregunta
“El tiempo desgarra y poda.
De él se aleja un fulgor: nuestro cuchillo”
René Char
Si, en esencia, somos felices, ¿por qué nos dolemos?
De él se aleja un fulgor: nuestro cuchillo”
René Char
Si, en esencia, somos felices, ¿por qué nos dolemos?
Volver
Es fuerte, cada vez más. Aunque no lo pueda todo sola, aunque las noches la pillen rendida de cansancio en el sofá y al día le falten horas para hacer todo lo que tiene que hacer. C es cada vez más fuerte porque ha aprendido a respirar y tiene una razón, sólida y vital, para seguir inventando lo que no sabe e intentando lo que parece imposible.
La conozco desde hace diez años, el mismo trabajo, cuatro casas, un saxo azul con granos de arena en el maletero y la premonición del siete. La he visto emocionada, entusiasmada, encerrada en sí misma, viajera, desordenada, amargada, estudiosa, estancada. Dolida y resarcida. Caótica y feliz. Organizada y desesperada, y no precisamente en este orden. C de múltiples formas, siempre buena gente, generosa y comprensiva, divertida. Y ahora fuerte, roble, cada vez más sabia, aunque no haya conseguido hacer todo lo que se proponía y algunos sueños se hayan quedado tatuados a su pierna.
La admiro y la quiero. La respeto y me acuerdo de ella muchas más veces de las que doy señales de vida para decírselo porque ella es el otro vértice del triángulo. La compañera de trabajo que se convirtió en amiga, en confidente, en revulsivo, en madre, en ejemplo. La peleona. La luchadora. Cueste lo que cueste, que a veces cuesta demasiado…. Una de las más habilidosas narradoras, con su modo directo y cotidiano de transformar la realidad en pequeñas historias. En historias cercanas. De ti y de mí. Es C, la que no pregunta pero sabe. La que no recrimina pero siente. La que trata de reír, aunque llore por dentro. Y ese dentro se vaya haciendo cada vez más duro. Más resistente. Igual de acogedor para mí cada vez que vuelvo.
La conozco desde hace diez años, el mismo trabajo, cuatro casas, un saxo azul con granos de arena en el maletero y la premonición del siete. La he visto emocionada, entusiasmada, encerrada en sí misma, viajera, desordenada, amargada, estudiosa, estancada. Dolida y resarcida. Caótica y feliz. Organizada y desesperada, y no precisamente en este orden. C de múltiples formas, siempre buena gente, generosa y comprensiva, divertida. Y ahora fuerte, roble, cada vez más sabia, aunque no haya conseguido hacer todo lo que se proponía y algunos sueños se hayan quedado tatuados a su pierna.
La admiro y la quiero. La respeto y me acuerdo de ella muchas más veces de las que doy señales de vida para decírselo porque ella es el otro vértice del triángulo. La compañera de trabajo que se convirtió en amiga, en confidente, en revulsivo, en madre, en ejemplo. La peleona. La luchadora. Cueste lo que cueste, que a veces cuesta demasiado…. Una de las más habilidosas narradoras, con su modo directo y cotidiano de transformar la realidad en pequeñas historias. En historias cercanas. De ti y de mí. Es C, la que no pregunta pero sabe. La que no recrimina pero siente. La que trata de reír, aunque llore por dentro. Y ese dentro se vaya haciendo cada vez más duro. Más resistente. Igual de acogedor para mí cada vez que vuelvo.
Pido perdón
Por los descuidos. Por desaparecer. Por reaparecer cuando menos lo esperas. Pido perdón por no haber sabido hablar, por hablar cuando creía que era el momento, por hablar más de la cuenta. Pido perdón por la caducidad, la falta de garantías o haber perdido el papel que aseguraba la compensación. Lamento haber jugado, no apostar, seguir insistiendo erre que erre con la mía. Agradezco tu presencia, tu ausencia, no vuelvas nunca más aunque sé que volveremos a encontrarnos.
Pido perdón por ser primaria. Egoísta y transitoria. Pero no puedo arrepentirme de nada, salvo de haberme equivocado contigo cuando creía que acertaba.
Pido perdón por ser primaria. Egoísta y transitoria. Pero no puedo arrepentirme de nada, salvo de haberme equivocado contigo cuando creía que acertaba.
El corazón helado
Vuelven. Hay historias que siempre regresan trazando un círculo, un itinerario, un inventario de intenciones. Vidas que se cruzan, hoy, aquí, ahora, a salvo de todo pero como consecuencia directa de tanto dolor, tanta idealización y una ruptura implacable. Hay una historia que no estudié en el colegio, que mis abuelos ya no me podrán contar y que me conmueve como ninguna otra. Porque este país de hijos de puta tuvo una oportunidad y se deshizo en guerra por ella. Y sigue estremeciéndose con su memoria, como herencia, advertencia o cuentas pendientes. Vuelve porque nos pertenece, nos explica y nos da forma. Sigue siendo una referencia, como cualquier tiempo que late, vibra, lo intenta. Porque fue una causa, una excusa y miles de razones. Un argumento, un arma, un escudo. Hay historias que siempre regresan en busca de aquella oportunidad perdida.
G
Es una firma, la letra de mi puerta y el título de un cuaderno que me queda por escribir. Se escriben con G la gratitud, la generosidad y la perseverancia. El verbo germinar. El estallido de una carcajada, remolonear en la hierba y los gusanitos. El resultado de la duda, los títulos de película y una carretera en triángulo sin base Lisboa-Mérida-Sevilla.
G punto en las fórmulas por desarrollar (mc es igual a x partido por y al cuadrado), en los perfiles recortados, al minuto 1. Besar la cicatriz. La vorágine. Disipar la espesura.
Tienen G el color azul, los libros y los periódicos, las zanahorias crudas. Algunos conceptos básicos, como punto de partida. Punto G también en la geografía, el gozo y los gerundios. Golosinas de domingo, la guitarra flamenca y grabar con cincel, al modo de los antiguos.
G punto en las fórmulas por desarrollar (mc es igual a x partido por y al cuadrado), en los perfiles recortados, al minuto 1. Besar la cicatriz. La vorágine. Disipar la espesura.
Tienen G el color azul, los libros y los periódicos, las zanahorias crudas. Algunos conceptos básicos, como punto de partida. Punto G también en la geografía, el gozo y los gerundios. Golosinas de domingo, la guitarra flamenca y grabar con cincel, al modo de los antiguos.
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