Por los descuidos. Por desaparecer. Por reaparecer cuando menos lo esperas. Pido perdón por no haber sabido hablar, por hablar cuando creía que era el momento, por hablar más de la cuenta. Pido perdón por la caducidad, la falta de garantías o haber perdido el papel que aseguraba la compensación. Lamento haber jugado, no apostar, seguir insistiendo erre que erre con la mía. Agradezco tu presencia, tu ausencia, no vuelvas nunca más aunque sé que volveremos a encontrarnos.
Pido perdón por ser primaria. Egoísta y transitoria. Pero no puedo arrepentirme de nada, salvo de haberme equivocado contigo cuando creía que acertaba.
jueves, 3 de mayo de 2007
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