viernes, 26 de marzo de 2010

Màscares

Josep María Pou camina por Barcelona repitiendo en voz alta lo que perfectamente podría haber dicho (George) Orson Welles mientras esperaba que llegase la financiación para su imposible Don Quijote.

Pou en su enorme soledad de libros, estudio, teatro. ¿Enorme? Él lo es. ¿Soledad? No creo.

Pou ensaya acentos, trucos de magia, se refleja en los espejos sin mirarse. Observa, propone, escucha. No consigue conciliar el sueño. Se prueba la túnica, debaten si peluca sí o peluca no y fuma puros, hasta que ya no sabes si es Pou o es (George) Orson.


Desde que vi en Fotogramas que Pou era el protagonista de un documental titulado “Màscares”, que refleja cómo un actor se mete en la piel de un personaje… Desde que hablé con él en Badajoz y me contó que el equipo de rodaje le había estado siguiendo durante seis meses… imagínate las horas y horas de material… Desde que me gusta llegar a la raíz, mirar en los intestinos para ver qué hay, desde que el teatro pasó a ser veneno…

Hacía mucho tiempo que esperaba ver este documental y, ahora, sólo puedo repetir: “Yo quiero”.

lunes, 22 de marzo de 2010

¿No lo sé?

Félix Romeo, en la última página del ABCD, me remite a Neo2, una página web de tendencias. Me da por buscarla porque ese tipo es lo que tiene, que me lo creo, y además de fotos espectaculares, Neo 2 me escupe una frase. “Lo difícil no es tener ideas, sino su ejecución”.

En este domingo de post-crisis, me descojono. Si todo ser humano tuviese ideas, éstas no llegarían a valer 30.000 euros, ni a generar imperios como el chupa chups o las consultoras. No estaríamos como estamos, ¿al borde del colapso? Al menos, yo.

Hacía semanas que no leía El País, como reacción a su bajada de pantalones ante Berlusconi mientras entonan aquel viejo verso de Quevedo “poderoso caballero es Don dinero”. Pero no es tan fácil renunciar a los viejos placeres y recaigo este fin de semana con un artículo sobre Fogwill, que se ve que edita Alfaguara y también Periférica. Como a Julián Rodríguez también me lo creo, leo el artículo. Dice el argentino: “La ética no es hacer o no hacer, sino decidir”. Y vuelvo a sonreír.

Dime. ¿Soy la única que encuentro mensajes cifrados en tanto parloteo de la humanidad?

Sé que no. Así que sumo A+B+C y el resultado es “mueve el culo, nena”.

Te preguntas qué haces tú allí. Pero hay algo que hacer y hay que hacerlo cuanto antes. Cuanto antes. Sabes que algo hay que hacer, algo importante. Y cuanto antes
Junior Suite (Nacho Vegas)

miércoles, 17 de marzo de 2010

Clic

Últimamente me ha dado por pensar en el clic. Esa nanocentésima de segundo en la que se produce el ajuste ¿en el cerebro? ¿por la conjunción de elementos? y surge una idea, haces algo, avanzas.

Clic.

Lees un poema y encaja. Acaricias y sientes. Las palabras encuentran eco o el “hasta aquí hemos llegado”. Los planes se concretan, estalla la risa. Un simple clic, silencioso e indoloro. Pero como soy de pensamientos circulares, y cultivo otras obsesiones improductivas del estilo, no consigo ir más allá de la celebración de la pura detección del clic.

Clic y escribes. Clic y llamas. Clic y surge una idea. Así de simple.

martes, 16 de marzo de 2010

16 de marzo

Necesitar hacer. Necesitar decir. Hablar con tu propia voz y sentir el retorno por los cascos, ante la exposición pública. Formularse una pregunta y no esperar a que nadie dicte la respuesta. Ni siquiera un profesor imaginativo y con recursos porque infelizmente, que dicen los portugueses, ya no estoy en edad escolar y me cansé de esperar la llegada del mesías.

Me cansé de esperar el sueldo idóneo, una reciprocidad en las ideas por la vía oficial (hay la que hay, es la que es y punto), el momento más compatible. Es ya y es ahora, porque aún queda mecha antes de otro cambio. Es aquí porque, pese a las distancias, me gusta Extremadura. Y sois vosotros, porque también sentís la misma necesidad de hacer, decir, crecer, experimentar, buscar, avanzar, caminar, decidir y conjugar cualquier otro verbo que signifique sí o sí.

lunes, 15 de marzo de 2010

Daniel el Mochuelo

A veces me pregunto de qué sirve semejante acumulación de "datos basura" y otros gestos estériles, como fijarme en las ilustraciones de las portadas de los libros y descubrir a Paul Klee en José Ángel Valente, a Cézanne y una de sus muchas miradas sobre la montaña Saint-Victoire en "El camino" de Miguel Delibes.


¿De qué sirve saber que la figura femenina de "La novia del viento" es Alma Mahler? Que la "Bola suspendida" de Giacometti encierra una clara referencia sexual...

¿La empresa compensará la subida del IRPF si les cuento que la primera traducción al español de Fernando Pessoa la publicó un periódico de Huelva, que el gato de "Desayuno con diamantes" tampoco tiene nombre y que Peter O'Toole mantiene un espectacular duelo con un autorretrato de Van Gogh en "La noche de los generales"?

¿Cuál es la aplicación práctica de sumar "El cumpleaños" de Marc Chagall a mi colección de besos?



Podría hacer un inventario de conocimiento inútiles, o agarrarme al puro placer estético, pero hay días que coincido con Daniel el Mochuelo y me basta con eso.

"(...) Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quien, al cabo de catorce años de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de jilguero o una boñiga de cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inútiles o poco prácticas"
El camino - Miguel Delibes

lunes, 1 de marzo de 2010

Ojos de ver


A los miopes nos está permitida cierta deformación del mundo pero no se nos perdona la ignorancia. Y he ahí que me encuentro, devorando arte del siglo XX fascinada con mis nuevos ojos de ver.

Cuadro: Rafael Canogar