jueves, 21 de agosto de 2008
Duda razonable
Gira, flamenquita, gira. Que la noche se dibuja como un cuadro por pintar. Que cada palmada diluye todas las miserias humanas, incluidas las propias, y vuelve líquida la magia de estar aquí, a estas horas, sintiendo las ganas de bailar. De ser aire. La pura alegría del momento, de notar cómo se hace evidente el cariño, de mimar el privilegio.
La noche es oscura. La noche es azul. La noche es un experimento, una lección práctica de fotografía, un fado transformado en tango. Torpe, como el movimiento de manos del sur. De dentro, como la risa, como las escapadas, algunas confidencias.
La noche se transforma en un escalón en el que apoyar los pies. No hay vértigo. La atracción no es hacia la arena. Es hacia la luna entre los cipreses, las nubes que se van solidificando, el respeto ante algo que es colectivo, grande y hermoso. Más que tú y que yo y que el resto. Más que el tiempo.
La noche gira y la simple emoción de sabernos aquí, a estas horas, la caducidad de este instante eterno, las ganas de bailar me recuerdan que sí. Que esto no se repite. Que sí. Que es inolvidable y mágico. Que nos merecemos, como mínimo, una duda razonable.
Foto: Cefe López
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3 comentarios:
"La pura alegría del momento, de notar cómo se hace evidente el cariño".
:P
Qué buena la imagen. Qué feliz.
GUAPA!!!!
Y la voz calla. Las luces se apagan. El teatro se esconde. El hierro cierra sin sigilo la negra verja. La arena ya no es la misma arena pero los pies, como siempre, caminan.
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