Me he desperezado y he salido a la plaza a aprender a decir:
Que vivo sin tele porque no soporto que me traten como si fuera idiota y no supiese pensar por mí misma.
Que estoy buscando la manera de conseguir, con pequeños gestos cotidianos, estorbar lo menos posible. Saber cómo se produce lo que como y decidir. Saber cómo se genera la energía que consumo y decidir. Alargar la vida de la ropa, de los electrodomésticos. No necesitar a los bancos. Y no sentirme idiota por intentarlo.
Que no quiero formar parte de un juego político, en el que ellos se lo guisan, ellos se lo comen, se lo beben y tu trabajo es servirles de banquete y hasta tienes que mostrarte agradecido mientras eructan de satisfacción.
Que tengo una sensación de estafa en cadena. Ellos me estafan y yo te estoy estafando, mientras el resto nos vamos estafando los unos a los otros.
Que no todo vale, no todo está justificado ni es comprensible.
Que no entiendo que tengamos que pagar entre todos la deuda adquirida por algo de lo que no nos hemos beneficiado y que ya hemos ido pagando a (in)cómodos plazos.
Que no entiendo los pagos de favores, la compra de decisiones, la venta de principios. Los privilegios.
Que no entiendo muchas de las cosas que suceden a mi alrededor, por eso prefería aislarme del mundo a que el “supuesto mundo” me contaminase.
Hasta que he salido a la plaza y he visto que no estoy sola ni loca. Que somos unos cuantos. Y lo que es aún mejor, que tampoco soy misántropa. Que sigo creyendo en el poder de las personas y su efecto contagio.
Por mucho que lo intenten, no han conseguido anular nuestra capacidad de pensamiento ni acción. Del dicho al hecho… sólo hay pequeños pasos y hemos empezado a caminar.
“(…) nos ha quedado una facultad y debemos defenderla con todo nuestro vigor: la facultad de negar nuestro consentimiento”.
Steinlauf, sargento del ejército austro-húngaro prisionero en los campos de Buna (Auschwitz), 1944, citado por Primo Levi en “Si esto es un hombre”
Foto: Olga Ayuso
martes, 24 de mayo de 2011
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2 comentarios:
Yo tampoco tengo tele.
Y no me voy a quedar en casa cuando puedo estar en la calle...
¡Aprendamos en la calle!
A mí también me gustó ver que no estaba sola
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