Aquí vivo. Esta es mi casa.
O quizás me estoy equivocando de tiempo verbal y debería decir: “aquí viví y fui feliz” / “aquí viviré para ser feliz”

Porque estos muebles vacíos y esa luz admiten todos los juegos posibles… acabo de marcharme o todavía no he llegado…
Sea como sea, a los espacios creados por Ignacio Llamas siempre querré regresar, aunque nunca hayan sido habitados por mí.
Foto: Ignacio Llamas, Galería Ángeles Baños
Sábado, Cáceres
Hay canciones que se agarran al estómago y no importa cuántos años hayas pasado sin escucharlas porque, cuando vuelvan a sonar, te darás cuenta que no has olvidado ninguna de sus cualidades: ni la irreverencia, ni la poesía ni las piruetas en el aire.
Comprenderás que, en realidad, nunca se fueron. Que los que se largaron fueron los invitados.

Ellas siguen allí, cantando bien alto y bien claro las mismas estrofas que un día se instalaron a vivir plácidamente dentro de tu estómago.
Foto: G. / Maria Antònia, de A naifa (Womad 2011)
Domingo, Mérida
Aquí vivo. Así es el mundo que hemos creado entre todos. Desconfiado, incomunicado a pesar de todo, incrédulo.
Pero creo que algo está cambiando y, antes de practicar el arte del escapismo, voy a aprender a decirte sin megáfono que no juegues con mi consentimiento porque no lo tienes.
Sin foto: Manifestación en Mérida por una “Democracia Real Ya”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario