martes, 1 de marzo de 2011

De verbos

Algunos hechos aparentemente inconexos coinciden si barajas espacio y tiempo conmigo como carta.

Zapatero reduce el límite de velocidad a 110km como medida para el ahorro energético, mientras las empresas eléctricas siguen ganando miles de millones de euros gracias a nuestro consumo y a los impuestos.

"La red social" no se ha llevado nada en los Oscar pero Facebook vale 25 billones de dólares, nos ha cambiado la vida a unos cuantos millones de seres en este planeta y se ha convertido en la mirilla de "¿cómo estás?" y "¿qué haces?" que mueve a esos cuantos millones de personas en este dichoso planeta.

Le debo una llamada a Cristina, una visita a mi familia, una cena a Olga y el déficit de horas sigue siendo mío.


G. lee en voz alta "Anatomía de un instante" de Javier Cercas y no puedo más que exclamar "¡qué momento!" cuando Armada habla con el Rey y el Rey no le dice ven.

En el noroeste de Extremadura hay una aldea llamada Trevejo, habitada por ¿diez, quince? personas que viven, día a día, alejadas de los movimientos geopolíticos del petróleo, las intrigas políticas y las convulsiones de la red. Que han envejecido, día a día, mes a mes, año a año, conviviendo con la soledad y con el cachito de preocupación y alegría que les correspondía.

Y en la obra de teatro "La avería" de Dürrenmatt se dice algo así como que la memoria es tan engañosa, tan empeñadamente traicionera, que te lleva a pensar que has vivido lo que simplemente te ha pasado.

Foto: Trevejo, Sierra de Gata

2 comentarios:

UnaExcusa dijo...

¿UNA cena? ¿UNA cena?
Me debes MIL cenas y libros que tienes en tu casa y qye he pensado en recoger porque no te veo y no quiero perderlos!

UnaExcusa dijo...

Una, dice. Cabrona.