Así empieza la semana, la última antes de las vacaciones. ¿Cantamos?
lunes, 17 de agosto de 2009
miércoles, 12 de agosto de 2009
La bici
Parece que me quedo sin aire, que las piernas no podrán aguantar pero mi mente dice que sí, que soy capaz y llego al final de la cuesta resollando, destrozada, sin poder pedalear más pero aprovechando la inercia de la pendiente. Entonces, me deslizo, me acelero, mientras la respiración vuelve a su ritmo, puedo volver a mirar alrededor y no sólo fijarme en alcanzar la meta.
Así es un tramo del camino cada vez que voy al trabajo en bici y últimamente lo hago a menudo porque el esfuerzo físico me depura. Pero también porque ese momento del día, ese trozo concreto del camino, resume la intención. Se convierte en una metáfora del resto de acciones e imágenes que me acompañan. Subir y bajar. Creer que no lo consigo o sentirme imbatible. Esforzarme más, y más y más, o servirme del impulso favorable.
Todo se mezcla y, al final, llegas. Sueles llegar. Y entonces lo que deseas es repetir, volver a pasar otra vez por ese cachito del camino.
Foto: Hasta Gia - Flickr
Así es un tramo del camino cada vez que voy al trabajo en bici y últimamente lo hago a menudo porque el esfuerzo físico me depura. Pero también porque ese momento del día, ese trozo concreto del camino, resume la intención. Se convierte en una metáfora del resto de acciones e imágenes que me acompañan. Subir y bajar. Creer que no lo consigo o sentirme imbatible. Esforzarme más, y más y más, o servirme del impulso favorable.
Todo se mezcla y, al final, llegas. Sueles llegar. Y entonces lo que deseas es repetir, volver a pasar otra vez por ese cachito del camino.
Foto: Hasta Gia - Flickr
lunes, 3 de agosto de 2009
Hervás
Curiosa sensación la de sentirse en casa porque hay moras en el camino, porque los erizos están engordando y no has olvidado cómo disfrazarte de india con las hojas del castaño. Porque, de repente, el cielo se ennegrece, llueve un 1 de agosto y no eres capaz de predecir el clima. Porque es fácil hablar con la gente, porque las puertas permanecen abiertas, porque cada trocito de tierra es una huerta y porque hay puente, río, montaña. Porque el agua te deja la piel suave y las pieles suaves incitan a tocarse.
Estamos en Hervás pero cualquiera diría que éstos no son los caminos de Trives hacia la niñez.
Ya sé que estoy muy lejos de todo aquello, que Extremadura no es Galicia, que no hay retorno posible pero déjame abrir los ojos durante dos días y reconocer el verdor, el olor de la tierra mojada y este impulso de seguir creciendo medio silvestre.
Sólo voy a hacer una pausa, calcular la altura de nuestras sombras sobre la hilera de hortensias, quintuplicar la luna sobre la Fuente Chiquita, empelotarme en las Charcas Verdes, comer un poco más de chorizo o su pruebe, escucharte leer sobre el Sha de Irán, perder la brújula y toda orientación y sentir la energía de los raíles de tren abandonados. Sólo quiero esto. Vencer el vértigo, el tiempo, el compás.
Foto: Chausinho - Flickr
Estamos en Hervás pero cualquiera diría que éstos no son los caminos de Trives hacia la niñez.
Ya sé que estoy muy lejos de todo aquello, que Extremadura no es Galicia, que no hay retorno posible pero déjame abrir los ojos durante dos días y reconocer el verdor, el olor de la tierra mojada y este impulso de seguir creciendo medio silvestre.
Sólo voy a hacer una pausa, calcular la altura de nuestras sombras sobre la hilera de hortensias, quintuplicar la luna sobre la Fuente Chiquita, empelotarme en las Charcas Verdes, comer un poco más de chorizo o su pruebe, escucharte leer sobre el Sha de Irán, perder la brújula y toda orientación y sentir la energía de los raíles de tren abandonados. Sólo quiero esto. Vencer el vértigo, el tiempo, el compás.
Foto: Chausinho - Flickr
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