lunes, 23 de febrero de 2009

Lo que suma no resta

Concha tiene 77 años y vive en San Benito de la Contienda. Sus nietos no hablan como ella, aunque la entiendan, porque ella es lusoparlante. Fala à portuguesa en una aldea española, que lo es desde 1801, después de cinco siglos de soberanía de Portugal.




Había estado tres veces en Olivenza, dos por placer y una por trabajo, pero nunca en sus aldeas y, hasta ahora, tampoco había utilizado el portugués para comunicarme en territorio español.

Son curiosos los lugares de frontera… curiosos términos como territorio, soberanía o identidad… ¡Qué se lo digan a Melilla! Que se lo pregunten a cualquier niño español de religión musulmana que hable tamazigh… Tremenda confusión pueden causar las etiquetas en sociedades monocordes. ¡Qué difícil resolver problemas de este tipo! Más cuando es la política la que dicta qué debes y qué no debes hablar, en qué lengua tienes que crecer, aprender a expresarte.

Mis abuelos hablaban gallego entre ellos. Mis padres igual. Pero nosotros, la siguiente generación que “ya pudimos ser algo en la vida”; dejarnos de vacas, pastoreos y gasolineras; crecimos entendiendo lo que nos decían pero respondiendo en perfecto castellano. Después, vino Valencia, aunque allí se pasaron tantos años discutiendo si hablaban valenciano o catalán, que tuve tiempo de sobra para adaptarme. Para aprender realmente con TV3. Incluso, cuando se imponían normas absurdas del 50% castellano-50% valencià.

Hoy todo se ha radicalizado mucho más. Cada quien hace del idioma lo que le da la gana. Si fuera hoy a Galicia, hablaría mi portuñol xpto porque esa es la norma política. ¡Qué curioso haber aprendido el gallego de Portugal tantos años después! Ni el de mis abuelos, ni el de mis padres… ¿El de Concha? No lo creo... Cada vez que oigo hablar de bilingüismo, diglosia, dialectos o zonas de frontera; cada vez que una discusión similar se cruza en mi camino, por exceso o por defecto, recuerdo qué nos respondía Vicent, nuestro profesor de valenciano de la universidad, cuando le pedíamos que nos hablara en inglés:

- Las culturas suman, nunca restan.

Foto: Olivenza, por Fox Corners - Flickr

1 comentario:

sara dijo...

qué chulo... te veo con la Concha ahí las dos con un buen rollo... no entiendo cómo tienen todos tanto conflicto pudiéndolo resumir con la bonita frase de las culturas suman, yo me la aplico...