No. No son partículas. Veo tu cara entre las miles de caras de personas que se mueven a toda velocidad. Hay masas de coches atrapadas en el tráfico, acelerón-frenazo, cincuenta metros hasta el siguiente semáforo a toda velocidad. Apuesto a que en uno de esos coches alguien escucha ‘Everybody hurts’ de REM. Alguien llora agarrado a un móvil. ¿Cuántos basfleman y no cambiarían esto por las ‘Jurdes’? O directamente flipan con las luces de neón.
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No son microorganismos. Son océanos de dinero en circulación. Chorros de dinero… ¿quién da más? ¿Qué imagen hay en los billetes de 500 euros? A este paso nunca seré rica… ni tendré motivos para salir en una película. Los objetos de la cotidianeidad se reducen a nuestra nanoimportancia. Con ritmos propios, colores, hasta texturas. ¿Quién manda? ¿Quién pilota la nave nodriza? Esto es un juego ¿sólo visual?
Foto: Essl-Award
'Babylon Plant' - Jakub Nepras, Centro Cultural Belém (Lisboa)
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