viernes, 27 de febrero de 2009

(IN)finito

Miré 70 veces hasta el fondo del plato y otras tantas escuché la misma canción, con sus siete segundos de acordes oscuros; tono menor para noches de agotamiento cerebral en la euforia.

Me quedo con la filosofía del señor Henry, el de la absenta. Que la filosofía nació por agotamiento físico, por pararse cinco minutos a reposar. Pensar y hacer, pensar mientras haces, pensar a posteriori… planear, improvisar, reflexionar…

Sí, es cierto. Pensar es un lujo del ocio. No piensas igual sentada que de pie. Eso ahora me queda reservado a los largos cafés del desayuno, a la decimocuarta vez que escucho la misma canción, a esos ratos que me regala la ventanilla de un coche.

Ahora es fácil. Porque quizás, por primera vez en estos benditos 33, pienso menos, actúo a tiempo y respiro más. Hasta donde den mis pulmonesssssssssssssssssssss

1 comentario:

sara dijo...

Ayer me dijo alguien que a él lo que le parecía inteligente era no pensar. Vaya por Dios...