Ejercicio práctico 1
Ahuyento el miedo de las vendas (recuerda, Sonia. El miedo es tan sólo una premonición) y me quedo con la sensación de haber visto una buena película un lunes cualquiera en una ciudad que no se caracteriza precisamente por eso.
¿Qué haríamos todos los que vivimos aquí si un día nos decidiésemos a participar en las actividades culturales que se programan? Voy más allá. ¿Qué haríamos los que vivimos aquí y tenemos un mínimo de inquietud si nos decidiésemos a involucrarnos más? Un poco más.
Mérida no es de nadie. Mérida es de todos. Eso es una obviedad. Y, sin embargo, la mayoría nos limitamos a pasar a toda prisa por la calle Santa Eulalia, a atravesar el puente y a quejarnos de lo moribunda que está la ciudad. A observar como desde lejos; así, que no nos toque; la realidad diaria.
No olvides que un lunes has visto una buena peli en el cine fórum. Y que, al final, si no tienes miedo de las vendas, tampoco de los desconocidos. A ellos siempre les preceden sus pisadas.
Foto: 'Los cronocrímenes' de Nacho Vigalondo
Ejercicio práctico 2
Hay ejercicios saludables que no necesitan respuesta. Acepto lo que son: un ex abrupto en medio de algo más grande. Sobre todo, el tiempo que pasa. Los posos que juguetean en la taza del café. Esos hilos de la memoria que nos pertenecen, nos explican y que no nacen buscando un fin.
A veces visualizo que volvemos a encontrarnos y hay un diálogo fluido. Suena una risa y no importa nada más. Un abrazo de siglos y sobran las demás explicaciones. Otra botella de vino. Algo más de amable conversación, pequeño.
A veces no es necesario resucitar a los fantasmas. Con saber que están ahí…
jueves, 5 de marzo de 2009
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