miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ángel Campos Pámpano

La primera vez que lo vi fue entre estanterías de una biblioteca escolar. Olga me había hablado de él, del aula Díez-Canedo, conocía sus traducciones de Pessoa y sus revistas-libro. ‘¿Eres Ángel Campos?’ le pregunté y acabamos desayunando en la cafetería del instituto, compartiendo desasosiegos y principios.

La última vez que lo vi fue a la salida del Instituto Cervantes de Lisboa, con su amigo Luis Landero. Entonces hablamos de lecturas inacabadas. De rupturas amorosas y otros desvíos.

Por el medio se quedan algunas coincidencias en una Lisboa más decadente de lo esperado, demasiado institucional; e-mails perdidos, muertes de poeta y amigos que no respondieron. Una bandera republicana bordada a mano y una biblioteca de la que ya nadie se encargaría, por muchos incunables y revistas de los años treinta que guardase. En el medio, silencios. Referencias cruzadas y noticias de periódico.

Ayer fue 25 de noviembre, se murió Ángel Campos Pámpano. Lo sigo visualizando en Lisboa, junto a Juan el profesor de Latín. Lo busco en 'Espacio/Espaço Escrito' y entre los libros. Encuentro uno, ‘La voz en espiral’, que F. me regaló tal día como ayer de hace toda una vida… Lo encuentro en sus propios versos, apoyado ya para siempre en el quicio de una ventana.

"... Sin la menor piedad llega la muerte,
un medroso delirio que deslumbra
como un escalofrío.

Se estremece
la voz que ya es ceniza, testimonio
viciado del vacío, reverso de otra forma..."


El pie desnudo, una elegía

4 comentarios:

sara dijo...

Qué bonitos son todos los recuerdos que, con la inesperada noticia, nos deja Ángel. Me ha llamado Begoña para dármela, otra que lo está sintiendo y mucho, en la medida que compartieron. Hace poco le dieron el premio Eduardo Lourenço. Dejé pendiente felicitarle... Al menos lo hice cuando le dieron el premio Extremadura a la Creación. Lo mejor para mí, su trato siempre cariñoso, su sensibilidad.

Begoña dijo...

Entre las lágrimas he dejado asomar una media sonrisa cuando de repente me ha venido a la memoria la noche en que arrastré a Ángel al Tokio y al Jamaica con Antonio Sáez. "¡Si parece la discoteca de mi pueblo!", se lamentaba con su habitual ironía. Esa misma noche me regaló "La voz en espiral" antes de echarnos casi a patadas de su casa. Ahora lo hojeo entre mis manos buscando alguna señal de su ausencia/presencia. Sensible, generoso, siempre dispuesto a escuchar nuestras banales inquietudes generacionales, las mías. "¡Pero qué haces trabajando para los curas!", me regañaba. Y me temo que lo sigue haciendo...

Los viajes que no hice dijo...

Le escribí, yo también.
Qué te voy a contar que tú no sepas...

Begoña dijo...

Aquí teneis los obituarios publicados hoy en "El País", firmado por Antoni Sáez, y en "El Inmundo" (como él solía llamar al periódico).

Ángel Campos Pámpano, poeta
Fue también traductor al castellano de prestigiosos escritores portugueses
ANTONIO SÁEZ DELGADO 27/11/2008
Con el mismo sigilo y delicadeza con que enviaba algunos de sus poemas por correo electrónico a sus amigos, con el mismo silencio que siempre fue innato a la esencia de su poesía, moría el 25 de noviembre pasado, en Badajoz, el poeta Ángel Campos Pámpano, tras una repentina y abrupta enfermedad.

Con el mismo sigilo y delicadeza con que enviaba algunos de sus poemas por correo electrónico a sus amigos, con el mismo silencio que siempre fue innato a la esencia de su poesía, moría el 25 de noviembre pasado, en Badajoz, el poeta Ángel Campos Pámpano, tras una repentina y abrupta enfermedad.

Nacido en San Vicente de Alcántara en 1957, pocas facetas del mundo de la literatura le fueron ajenas: fue profesor (de varios institutos de secundaria extremeños y del Instituto Español Giner de los Ríos de Lisboa, los últimos años), editor, director y animador incansable de revistas y proyectos editoriales (como Espaço Escrito o Falar de Poesía) y excelente traductor de muchos de los nombres fundamentales de la literatura portuguesa del siglo XX, cuyos nombres quedarán unidos ya al suyo: Fernando Pessoa, José Saramago, António Ramos Rosa, Eugénio de Andrade o Carlos de Oliveira. Una trayectoria que le ha hecho merecedor de premios como el Giovanni Pontiero de traducción o el Eduardo Lourenço a las relaciones hispano-portuguesas.

Pero el de Ángel Campos Pámpano es, y así será para siempre, el nombre de un poeta. Un poeta de vocación exacta, que creía que la esencia lírica estaba indisolublemente unida al alma humana. Un poeta comprometido ideológicamente con su tiempo y con el mundo que le rodeaba.

Autor de más de una decena de poemarios, reunidos hace pocas semanas en el volumen La vida de otro modo. Poesía reunida 1983-2005, pretendió hacer de la poesía una casa habitable en la que desentrañar el misterioso mundo de los afectos. Una casa compartida con sus seres queridos, que tenían el privilegio de poder asomarse a la trastienda de un hombre enteramente humano, que sentía con intensidad los avatares y misterios de la vida.

En 2004, publicaba uno de sus más bellos libros de poemas, dedicado a la memoria de su madre. En ese libro, de título significativo La semilla en la nieve, escribía: "Siento caer la luz / no sé si dentro o fuera de mis ojos / pero sobre el mismo paisaje / de infancia / estremecido". Una semilla, la suya también, que permanecerá siempre entre quienes lo rodearon, con la certidumbre de saber que no sólo sus palabras, sino su forma de hablar -honda, afectuosa- pervivirá para siempre, de forma indeleble.


Jueves, 27 de noviembre de 2008. Año: XVIII. Numero: 6919.

OPINION


Obituario / ANGEL CAMPOS PAMPANO

El poeta que hermanó a España y Portugal

DAVID VIGARIO

Su muerte prematura, a los 51 años, y casi sin avisar, deja huérfano el excelso camino iniciado para hermanar la poesía portuguesa contemporánea con la española. De ahí que, precisamente para hoy, estuviera previsto que las autoridades lusas le otorgaran uno de los galardones culturales más importantes del país vecino: el Eduardo Lourenço, en reconocimiento a su profusa labor de divulgación de la cultura portuguesa, de la que era un completo enamorado, sembrando la semilla literaria para el derribo de fronteras, muy por encima de las físicas, entre ambos países.
La brillante labor del poeta Angel Campos cuenta con un eje motriz, el del servir de nexo de unión, como vasos comunicantes, entre el idioma portugués y el español. Innumerables ejemplos lo atestiguan, como la creación, junto a Diego Doncel y Alvaro Valverde, de la primera y prestigiosa revista literaria en estas dos lenguas, Espacio/Espaço escrito. Pero, sobre todo, cabe destacar su traducción de la antología de Fernando Pessoa, Un corazón de nadie, publicada por Galaxia Guttenberg/Círculo de Lectores, que se convirtió rápidamente en una gran referencia internacional del autor portugués.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, Angel Campos -como se le conocía-, ejerció durante años como profesor de Lengua y Literatura en Badajoz. Su capacidad de conexión con los estudiantes era resaltada por sus propios compañeros docentes, que coinciden en destacar su apasionada labor por divulgar la poesía en las aulas.

También se convirtió durante ocho años -hasta su regreso, este mismo curso, a su instituto de Badajoz-, en una especie de cónsul extremeño en Lisboa, capital que le marcaría también para escribir otra de su grandes obras, La Ciudad Blanca, que refleja su infancia y la influencia de su madre. Allí ejerció su labor profesional en el Instituto Español Giner de los Ríos, desde donde también ejerció como editor, ensayista y, fundamentalmente, como poeta, su verdadera vocación, destacando por su austeridad expresiva dentro de una enorme sencillez.

Su obra La semilla en la nieve fue premiada en el año 2005 con el galardón Extremadura a la creación. Su incesante actividad sólo sería arrebatada por la velocidad devoradora del cáncer, pues acababa de publicarse una recopilación de toda su poesía completa: La vida de otro modo (Ed. Calambur).

Con anterioridad, se había convertido en un auténtico agitador cultural en Extremadura. Buen ejemplo de ello es la puesta en marcha de las Aulas Literarias, que comenzó en la capital pacense y luego desparramó por toda la comunidad autónoma, desde su puesto de presidente de la Asociación de Escritores Extremeños, o los talleres de relato y poesía. Ya en la década de los 90, creó, junto Pedro Almoril y Manuel Vicente González, una de las pocas editoriales privadas extremeñas, Del Oeste Ediciones, donde publicaron Gonzalo Hidalgo Bayal, Alonso Guerrero o José Saramago, entre otros.

También tuvo tiempo para hacer sus incursiones en política, llegando a formar parte de las listas electorales de IU en su localidad natal, San Vicente de Alcántara, además de pertenecer al sindicato CCOO. Pero, sin duda, siempre será recordado por su incesante labor en la cooperación cultural hispano-lusa.

Angel Campos Pámpano, poeta, nació en San Vicente de Alcántara (Badajoz) en 1957 y murió el 25 de noviembre de 2008 en Badajoz.