Una cometa vuela en la playa de la Malvarrosa como intermedio sin pausa entre las vacaciones de fallas y la semana santa. La familia ha vuelto a reunirse sin más motivo que estar. No hay celebraciones ni liturgias. Sólo días para estar.
A mi padre le gustaban mucho estos saraos, desde las aglomeraciones de gente hasta los fuegos artificiales. Un buen chocolate con churros, la última recomendación financiera, no quedarse quieto.
Ahora está quieto y lejos y yo también he querido mantenerme alejada para no depurar la tristeza colectiva con una sonrisa de resignación y un apretón silencioso de manos. Prefiero verlos desde aquí, intuir sus gestos, sus risas. Prefiero no evidenciar la ausencia. Pensar tan sólo en el hilo que sostiene a la cometa y que a nosotros nos mantiene en pie, a pesar del viento.
miércoles, 9 de abril de 2008
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1 comentario:
Un beso y un gran abrazo, Palmiralis.
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