jueves, 12 de enero de 2012

Latidos

He visto cómo la luz juega en Lisboa.

He visto la luna llena sobre la Acrópolis de Atenas y he danzado en las aguas transparentes del Egeo.

He contemplado los horizontes de Madrid pensando que serían eternos.

He disfrutado del esplendor de la primavera en los campos de Extremadura.

He llorado, he reído y todavía recuerdo algunos motivos.


No comprendí la materia hasta que no la tuve delante en Lanzarote.

Me emocioné ante el azul imposible de los almendros en flor que Van Gogh pintó para su sobrino.

El viaje más largo que hice fue el de retorno a casa.

Como Ulises en el Hades de “La Odisea”, hablé con mis muertos y me subí a las columnas del Teatro Romano de Mérida sabiendo que seguiría acordándome de aquel momento cincuenta años después.

Sé que he vivido decenas de instantes únicos, con personas que también fueron únicas. Pero nada como sentir por primera vez el latido acelerado del corazón de mi bebé con tan sólo nueve semanas de vida.

Foto: Adraga, Lisboa

lunes, 9 de enero de 2012

Despedida

"Somos el espacio que ocupamos pero, sobre todo, el espacio que mantenemos entre nosotros y los demás"
Historias de la vida material, Centro Helga de Alvear

Estuvimos en Olivenza y sus aldeas grabando las huellas de la cultura portuguesa y seguimos por el Valle del Ambroz los pasos del otoño.

Recorrimos un teatro de punta a punta y le pusimos nombre a cada una de sus partes.

Casi todo lo que sabemos de arte lo aprendimos en galerías, museos o fundaciones, y hablando con todo tipo de creadores.

Nos dejamos seducir por la fotografía y hemos tarareado muchas músicas distintas en salas de conciertos, locales de ensayos y festivales.

Hemos mezclado historia con vanguardia. Lo local y lo foráneo. La creatividad individual con el esfuerzo colectivo.

Hemos recorrido miles de kilómetros. De día y de noche.


Nos esforzamos en mostrar que hay muchas maneras de contar un mismo hecho. Y, por eso, hicimos unas cuantas preguntas.

Cómo se prepara una exposición, qué rituales siguen los actores antes de cada función, quiénes son los nuevos dramaturgos, cuáles son las fuentes de financiación ante la falta de dinero público, qué tiene que decir la filosofía en estos tiempos de fuga, cómo el soporte modifica el mensaje, cómo la cultura ha dignificado a determinados sectores marginales, cómo el cine ha tratado históricamente la homosexualidad...

Pero, sobre todo, los que hemos formado parte de La Isla de Viernes hemos sido víctimas del contagio. Del tremendo contagio de la cultura.

Han sido años poblados de música, películas, libros, ideas, discusiones, risas, cervezas, planos, quejas y esfuerzo. Mucho esfuerzo. Porque sabíamos que lo que estábamos haciendo merecía la pena.

Y eso... ya forma parte de todos nosotros allá donde vayamos.

Ilustración: Luis Fano