La sonrisa de Enrique quiere salir del cuento de Begoña Oro, "Las sonrisas perdidas", y mirarme de frente cada mañana, durante esa media hora de silencio que me concedo antes de que el resto del mundo empiece de nuevo a moverse.
Pero Enrique no quiere estar solo en esa pared y he decidido complacerle, contándole cómo los días se suceden, así, uno a uno, sin querer ser olvidados. Igual que las personas que los ocupan. Los detalles que se quedarán grabados.
miércoles, 12 de enero de 2011
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