viernes, 19 de febrero de 2010

Nuevos días

¿Y yo qué quería decir?

¡Ah, sí!

Que sigue lloviendo. Que no sé qué me pasa últimamente que sólo escucho a las rocíos, la Dúrcal y la Jurado, aunque me encanta “Tus amigos” de Los Punsetes y estoy re-descubriendo a La Habitación Roja. Pero sé que la próxima vez que encuentre tres horas para limpiar la casa (la mía, la, mi…), y me pinte los labios para fregar mejor el cuarto de baño, ellas serán mis canciones de fregona-micrófono.


Ya lo son ahora, mientras escribo sobre el pasado morisco de Hornachos y me doy cuenta que Katyn no fue una novedad porque ya en 1609-1610 un tal Gregorio López Madera se encargó de cargarse a las “altas clases” moriscas, mientras el resto de la población huía hacia Rabat y el tal corregidor destruía toda huella visible. Toda la arquitectura.

Pero la memoria es… ¿insistente?... y hay quien se empeña en no olvidar. Y, llámame loca, pero es ahí donde Hornachos, yo y las rocíos nos encontramos. Nosotros tres, y el cine en B/N que me tiene completamente absorbida (¡qué bonitos son mis nuevos ojos de ver!), las fotografías en papel, los clásicos de la literatura y la historia del arte.


Que no soy de este tiempo. Eso es lo que quería decir. O será que me estoy haciendo mayor o, simplemente, volviendo loca. O ni una cosa ni la otra… y esto no pasa de pura elucubración mental, mientras voy incubando el cambio y espero que llegue la primavera.

Foto: "Casablanca"
Cuadro: Cecily Brown

miércoles, 3 de febrero de 2010

Just a little

- Amparo Sánchez ha vuelto.
- ¿Quién?
- ¡Ah, sí! ¡Amparanoia!
- Pues ahora se llama Amparo Sánchez y sigue teniendo una voz poderosa. Actuó ayer en Mérida, dos guitarras y la voz. Está probando el disco y la letras antes de salir de gira por ahí.
- Todo el mundo tiene derecho a estar triste.


- ¿Te acuerdas de aquel pub de Melilla, se llamaba La Vaca, en el que cantábamos y bailábamos aquello de "que te den, que te den por ahí"?
- Pues ahora ya no está furiosa, sólo triste. Estuvo triste, lo canta y es contagiosa si entiendes de qué carajo está hablando.
- ¿Y sabes qué ha hecho una versión de la gata bajo la lluvia? ¿Recuerdas a Rocío Durcal?
- Todo el mundo tiene derecho a estar triste... sólo un poquito.
- ¿Y enfadado?
... un poquito

martes, 2 de febrero de 2010

Misantropía

Entre la pugna de los pueblos por ser cementerio nuclear (Albalá, en Cáceres, quiere), el "hijoputa" de Esperanza Aguirre y la última fiesta de la familia real danesa, con princesas con coronas, desayuno con la sensación de que el mundo está loco. No entiendo nada. Zapatero le dice a África que salga de la pobreza y se queda tan pancho, las ayudas empiezan a repartirse en Haití a la tercera semana del terremoto y los medios de comunicación apadrinan el nacimiento del iPad como la santa revolución tecnológica.

A veces, leo los periódicos y me pregunto "¿qué me estáis contando?". La realidad me parece cada día más irreal. No me alcanza la lógica. No entiendo porqué aceptamos sin más lo que nos venden, qué estamos esperando y salgo a la calle para borrar esta misantropía invernal que, como buena carnívora, pide carne.

La Biblioteca es un buen refugio, también en domingo, y elijo tres libros y dos documentales que aumentarán la acidez, a ver si así consigo el impulso que necesito para hacer algo. Lo que sea.


Cflópez es otra isla, con su sombrero nuevo, sus proyectos para el 2010 y sus teorías.
- Hacer buenas fotografías es como llenar dos recipientes de agua al mismo tiempo.
- El fin del poder de los políticos es equiparable a la pérdida de influencia de la Iglesia. (¿Y qué hacemos con las empresas?)
- Internet está acabando con la teoría de la posesión.
- La tecnología es una metáfora del tiempo. (No sé qué será de nosotros cuando dejemos de mirar atrás y tan sólo nos interese lo inmediato, lo que viene a continuación).
... Y ese restaurante monográfico que espero que algún día monte porque me parece sano, nutritivo y muy, muy divertido.



Salgo del bar sabiendo que esa foto la hizo Eugene Smith en Deleitosa y que hay un bonito documental que cuenta qué hay detrás de las imágenes. Pero, sobre todo, salgo con el espíritu cambiado porque no todo está perdido para mi trato humano si sigue habiendo personas que contagian generosidad, ideas y sentido del humor.