Así me quedé un buen rato. Escuchando y observando la lluvia. Recordando cómo es el agua del mar cuando hace frío. Pensando en Paul Newman, en el fondo de sus ojos azules y en la ira desbordada que se sujeta en el alcohol y en una muleta. Acabo de colocar su foto en la nevera, junto a la de Ángel González que provocó que el invierno pasado fuese todavía más gélido y un artículo de Lobo Antunes con el que hace años llegó la primavera en diciembre.
Me asomo a la puerta y el otoño se cuela por todas partes. Entre mis piernas y en el lomo del gato que no es tan impermeable como quisiera. Entra con tal intensidad que me agarro al piano, a ver si es verdad que todo renace con el viento y esta colección de horas muertas.
2 comentarios:
ahora sí
te he dejado un pequeño marroncillo desde mi último post en la vainilla.
Espero que aceptes el reto.
El lunes me paso por la ofi a darte compañía.
Besos
Dios.
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