martes, 19 de febrero de 2008
Fluxus
“Son las cosas que no conocéis las que cambiarán vuestra vida”
Wolf Vostell
Da de beber a quien tiene sed. Aunque esté muerto y encerrado en una cuba de cemento desde 1978 y hasta que pasen cerca de 5.000 años. Aquí está permitido fluir y escoger tu silla: la del talento, el dinero o el sexo. Que otros lleven a cabo tu idea. Esto es Los Barruecos, Malpartida de Cáceres, arte fluxus... Aquí anidan las cigüeñas blancas en febrero, se dibujan alfombras de café, se construyen países con televisores. Una puerta traza la división entre dos mundos, en realidad sólo uno, Vida=Arte, Arte=Vida, crecen las líneas verticales hacia el cielo. Aquí conviven Vostell y Daniel el Mochuelo, tú y yo, mujeres que tejen la roca. El silencio es el esqueleto de un perro, una hiedra que crece en un lienzo. El grito es un coche empotrado, la masa gris que se solidifica, el hambre que no escapa del plato vacío.
Este sitio dura un instante o resume toda una vida. Una forma de entender, de crear, de ser. Ser fluxus. Ser libre. Para subir la escalera de piedra por el pasamanos, transformar los labios de tu perfil en un corazón; las motos de la policía de Franco, en un telón de ópera. Para escuchar el grito de apareamiento de la naturaleza.
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1 comentario:
Creo que has entendido el Fluxus mejor que el propio Vostell...
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