martes, 23 de octubre de 2007

Agua



Es un resto del naufragio que acabo de rescatar, que sobrevive al nuevo proceso de depuración. Reconozco el caos en el que lo escribí hace quince meses, esa oscilación entre la tristeza y la euforia, la duda y la certeza. El juego de extremos que lo motivó entre el placer y el dolor, el fin y el principio. Reconozco las imágenes, las veo todavía, las referencias, los sentimientos. Son ellos, están ahí, los recuerdos que atesoro, las personas que perduran (y las que no), las intenciones, los símbolos.
Pero, sobre todo, reconozco la necesidad de construir un asidero. Inestable pero enraizado. La misma necesidad que, un tiempo después y por causas completamente distintas, ahora vuelve. Por eso, viajo hasta los orígenes de la nueva piel y lo salvo entre tantas páginas porque me devuelve a la realidad, a la evidencia. Asume y ancla.

"Un cuadro hecho a retazos. Pequeñas escenas, imágenes en miniatura que acaban configurando un todo. Lo que he vivido se resume a lo que narro y, sin embargo, sé que hay mucho más. Que la esencia se construye a base de dolores que hemos preferido olvidar, de personas que se quedaron tan sólo un momento o demasiado tiempo, de árboles y universos. Otras cadencias.

Ahora recuerdo un león tallado en madera de nogal, unos gatos recién nacidos, la brusquedad de las palabras que no entendemos. Un pan que sale del horno y un sofá rojo. Una nueva piel que se reconoce remoloneando en un parque, los versos que surgen de repente (me quedo donde estoy por si amaneces), una música que suena cada vez más alto, más propia.

Soy un río, siempre seré un río. Ya sea el Fiscaíño o el fantasma del Turia. El Guadalquivir o el Tajo. Puente de los entusiasmos o los destellos metálicos de la lucidez.

Ya no dudo.

Agua. Quiero ser agua, que emana, fluye, se desborda. La supuesta levedad de lo que se desliza, va limando, permanece, cambia, fecunda. ¿Acaso ese no es el lenguaje de la propia naturaleza?. Con un efecto aparentemente invisible ante nuestros cómodos ojos pero tan revelador... Inmutable pero siempre en constante transformación. En búsqueda perenne... en movimiento perpetuo
"

1 comentario:

Isabel Sira dijo...

Suscribo lo dicho. Precioso.