Se ha borrado una parte de mi vida.
No es que no la recuerde, no es eso. Hay imágenes que permanecen, soy capaz de reconocer los pensamientos que nacieron en aquel momento (la fuerza, las ganas, la búsqueda consciente) y algunas marcas en el cuerpo, pero aquellos rostros aparecen ya muy difuminados y no sé si sabría distinguir el timbre de voz o la manera de andar.
Lo vivido parece como ajeno, no consigo observarlo con un resto de asombro y hasta me cuesta comprender la importancia concedida.
Supongo que ese es el efecto del tiempo. Del olvido. De las nuevas corrientes que, desde entonces, llegaron y se fueron, fertilizaron o lo anegaron todo, y a las que acabará por sucederles exactamente lo mismo que a esa parte de mi vida que hoy siento que se ha borrado.
Pienso en esto después de ver 'Lost in traslation', de buscar un libro dedicado y de sentir una cierta extrañeza ante las palabras y los hechos.
Que la vida pasa, no se detiene, lo sé... Que es ese fluir benevolente el que nos permite dejar atrás lo que nos duele. Los engaños, las estafas. Pero, al mismo tiempo, también se encarga de eliminar las ilusiones, las caricias, los momentos de risa y de duda, neutralizando los efectos. A las personas que significaron algo en algún instante. Como si la piel se convirtiese en una especie de frontera...
martes, 12 de junio de 2007
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2 comentarios:
Como si el recuerdo fuera algo ajeno a lo vivido...
La frase no es (del todo) mía: es de Paco y Josémari, cuando componían canciones...
Conozco esa sensación, de hecho, sólo hace tres meses que dejé atrás una vida que, en principio, no quería dejar atrás y ya me parece que fue algo que no ocurrió, que esos dos años apenas los viví, porque los recuerdo como una nebulosa.
Sí que apreso algún instante y lo retengo todo lo que puedo, pero es como algo captado entre sueños, por mucho que sepa que fue real, que es real, que será de nuevo real con mi empeño.
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