jueves, 1 de febrero de 2007

Amores de invierno

Me pregunto si algún día la existencia apacible del Guadiana se dará la vuelta y me atrapará bajo sus aguas, escondiéndome en algunos tramos del trayecto. Pero, de momento, ni siquiera se plantea una respuesta porque, lo confieso, me he dejado seducir por sus cambios cromáticos. La niebla, los reflejos, las piedras. Por su apariencia de tranquilidad y sosiego, como si fuese un buen compañero de viaje. Una vez más, la metáfora: cruzar el puente.

1 comentario:

UnaExcusa dijo...

Me gusta que estés atravesando puentes...