miércoles, 8 de septiembre de 2010

Fe

Han pasado diez días pero cuando cierro los ojos sigo dibujando el perfil de Yaiza desde la casa de Hilario. Da igual hacia donde mire.

O hacia el pueblo con sus palmeras, sus casitas encaladas y las tres montañas ocres, una de ellas perfectamente cónica como si hubiese sido moldeada por unas manos expertas. O hacia las negras del Timanfaya, con su vómito de siglos y silencio.


Sigo pensando en Hilario y su camella, que volvieron de las montañas rojas. En las flores de cactus, tan caprichosas que apenas duran un día. En el simple y puro ejercicio de estar. Tú no tienes prisa. Es el sol el que quiere salir o irse, son las nubes las que se mueven, los colores los que mandan.


Han pasado diez días pero no consigo olvidar que se me había olvidado quedarme quieta contemplando cómo la naturaleza reacciona a sus ciclos. Que si quieres saber, pregunta a quien conoce. Y que te dejes de historias, que sí creo en la energía.

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