viernes, 16 de enero de 2009

Sal

I
¿El juego del ahorcado?
¿No prefieres una partida al ajedrez?
No tengo tiempo que perder en visiones espaciales, metáforas ni adivinanzas. Cuando se me hincha la vena derecha de la cabeza soy incapaz de moverme sin dormirme, vomitar o querer acurrucarme. Las mitades no cuentan si no hay horarios, no hay reglas. Dame un impulso. ¿Una más? ¿La última? Dame un espejo, que te veré reflejado. Dame una mirada desenfocada. Una jugada más.
¿Qué hago aquí si todavía no es jaque mate?




II
No. Yo no prefiero rozar los límites. Los desbordo. No quiero vivir en la superficie ni parecer que camino sobre el agua, sin que el agua me moje. Aprendí a nadar en el mar, escupiendo sal. Aprendo a adaptarme haciendo mudanzas. A despedirme, diciendo constantemente hola y adiós.
No concibo no beber la penúltima, no tener respuestas al ¿y ahora qué? El exceso es una medida. El desequilibrio, una forma de estructurar. Pero hoy voy a abrigar mi espalda, limpiar mi sangre y conformarme con remover la tierra en la que están empezando a asomar los tallos de los tulipanes.

2 comentarios:

Los viajes que no hice dijo...

Sal.
¿Sal, resaca maldita? :P

Ya me explicarás, que no me entero de nada...

/ dijo...

No tenés idea de la cantidad de tulipanes que vas a tener, los brazos no te van a alcanzar para sostenerlos.

Besos.