jueves, 27 de marzo de 2008

¿En qué clase de mundo vives?...

... ¿Yo?... En una isla de flores y fotografías en blanco y negro... He querido cerrar tanto los ojos que ver me sacude... He querido cicatrizar tan rápido las heridas, anular el dolor, las nostalgias, que llevo tres meses habitando un lugar que no existe. Vivo en la memoria de quien ya no puede explicarse. Y, en cambio, yo... no sé cómo hacerlo.

Hasta que el mundo vuelve a escupir su realidad y me siento ridícula. Ciega. A salvo. En una isla ficticia. Y vuelvo a preguntarme si puedo hacer algo... si sabría hacer algo más que un simple 'no a las fresas de Palos'.

martes, 25 de marzo de 2008

Caminos

Pongo a prueba a mi cuerpo durante cuatro días y al quinto me responde. Yo no sigo. Tú puedes elegir trabajar una media de 13 horas sin descanso, dormir mal, comer magdalenas, concentrar tus pensamientos en un único objetivo, fruncir más el ceño... que yo prefiero tomarme una cerveza con la puerta abierta mientras escucho a Linkin Park. Sigue tú con las responsabilidades, tu acumulación de datos basura, tu trivial sobre teatro en la II República... que yo prefiero coger un autobús a cualquier ciudad o comer gambas en las playas de Huelva. Tú sigue así, con la espalda contracturada, el sacro descolocado, las dorsales bloqueadas, que yo me voy por otro lado...

martes, 18 de marzo de 2008

Aire

Fue aire y sigue siendo luz. La de una mañana soleada de invierno. O la de un amanecer de tonos violáceos en las tierras de Extremadura. El cielo más limpio y más claro que haya pintado ningún pintor.
Fue y sigue siendo aire. Para respirar. Una mano. Para caminar.

martes, 11 de marzo de 2008

Ojos, manos, voz

Decenas de rostros que hablan.

Aunque desvíe la mirada, siguen desfilando ante mí esos ojos negros que no se callan... que transmiten la ira, la duda, la locura, la picardía, el temor, la seducción, el grito, el dolor, la traición, la gallardía, pura sensualidad...

Mil veces la he mirado pero, a veces, sigo sin reconocerla, me cuesta definir sus rasgos verdaderos. Qué se esconde detrás de Blanca, Marianela, Elektra, Medea, Magda, Mariana, Theodora, Doña Rosita, Bernarda... Tantas mujeres en un único ser: la Xirgu. Esa insigne desconocida que pretendemos rescatar de un mundo de papel en blanco y negro y darle voz, hasta la promesa de lo posible.

Una mujer, una vida, una historia que no me deja dormir. Que no para hablarme con esos ojos negros...

lunes, 10 de marzo de 2008

Los amantes de Camille Claudel

Casi puedo ver cómo se desperezan, cómo los amantes están a punto de despertar. Cómo se reconocerán en el tacto, el olor...

Si me quedo observándolos un segundo más, sólo un segundo más, los amantes se despertarán. La mano de él recorrerá su espalda. Ella levantará la cabeza de su hombro y le mirará directamente. Pero no se ve mejor por tener los ojos abiertos y preferirán que se desdibujen todos los contornos. Que sólo exista la piel, su exaltación, la pasión, la entrega, el completo abandono. La confianza... me sostendrás si me caigo, te sostendré si tropiezas.

Una y otra vez observo el mismo gesto repetido. En bronce, en yeso. Mutilados. En grande, más pequeño. Una y otra vez me sigue conmoviendo la perfección de ese instante, único, antes de despertar.

martes, 4 de marzo de 2008

Más cerca del sol

Siesteo en el jardín al sol de invierno. Me gusta esta medida del mundo, así, a ras de suelo. Ver que el gato se acerca despacio, curioso, a olisquear mi hombro. Ver que hay nuevos brotes en el rosal, el más fértil. Que las margaritas están frondosas. Que han nacido flores entre la hiedra y que el tallo de la amarilis es cada día más fálico.

Si cierro los ojos, los pájaros que cantan por encima del ruido de motor y de la música de Youssou N'Dour me hacen olvidar que vivo en un pueblo con ínfulas y viajo a cualquier otro lugar. Al pie de las colinas de Ngong, a vivir en el aire, como Karen Blixen.

Me gusta siestear con este sol de invierno, sol primerizo. Liberarme del escudo: jersey de cuello alto, botas y gafas. Mientras me quito la ropa, saludo a mis pies y mis pecas, se desvanece el peso de las obligaciones. Menos barreras, menos artificios, más contacto directo. Así, calentita, los problemas ni siquiera son dudas... audioguías, seguros "clavo a clavo", recortes presupuestarios.... ¿y qué más?. No todo es trabajo, me queda la piel.

Busco la pose ocho, aparto el pelo de la nuca, esa mano no es mía. Así, a ras de suelo, entre la pereza y la sensualidad, todo es más sencillo de lo que parece. Menos trascendente. Si hay flores que crecen sin tierra ni agua...

Esa sensación dura poco, lo que tarda el sol en recorrer su trayectoria por mi microcosmos, pero existe y me encanta. Con toda su sencillez, con su aparente nimiedad.